Desnudando a Alexa

Desnudando a Alexa

Una crónica asimétrica de la sesión ‘Sobreexplotados e infrapagados’ de Tiziana Terranova y Trebor Scholz.

Bernardo Gutiérrez

El altavoz Echo es un poco más alto que una tostadora. Cuando se pronuncia la palabra mágica – por defecto es el nombre Alexa, aunque puede cambiarse – Echo se transforma en un smart speaker. El altavoz inteligente encuentra la música que le decimos en servicios en la nube como Spotify, nos informa del tiempo o de las últimas noticias. Una frase basta – “Alexa, encienda las luces” – para hacernos sentir dueños de nuestro propio destino. Amazon invirtió más de cuatro años de investigaciones en su Lab126 del Silicon Valley para poder comercializar su todo poderoso Echo. Alexa activa deseos. Alexa los satisface. Y Amazon multiplica sus lucros. “Un control manos libres permite a Alexa escucharte a lo largo de toda la habitación incluso cuando la música está tocando. Simplemente pregunta”, dice la publicidad oficial de Echo. 

La investigadora italiana Tiziana Terranova empezó su conferencia en la sesión Sobre explotados e Infrapagados, celebrada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía el día 13 de septiembre, desnudando a Alexa. Su dedo apuntaba a la pantalla. En la pared, la infografía Anatomy of an AI System escupía la invisible cadena de explotación de Alexa. Niños africanos esclavizados detrás del litio del altavoz, explotación en las cadenas de montaje de China, naturaleza esquilmada, trabajo no remunerado realizado por los propios usuarios y sus datos. La cartografía Anatomy of an AI System, desarrollada por la politóloga Kate Crawford y el teórico del arte Vladan Joler, es tan impactante que se ha convertido en una obra de arte en el Victoria & Albert Museum de Londres: “El mapa pone de relieve el extrativismo de estas empresas. No podrían funcionar sin algoritmos. Proliferan nuevas redes informales de trabajo asalariado y no asalariado, de trabajadores y usuarios que son también creadores”. A lo largo, de su charla, Tiziana Terranova, desnudando a la musa Alexa, desplegó una geografía del capitalismo digital repleta de espejismos. Terranova, en el visionario paper Free Labor: Producing Culture for the Digital Economy que publicó en el año 2000, ya anticipó una época en la que todas las personas son una mezcla de consumidores, trabajadores, recursos y producto: un cognitariado precario al servicio de las grandes corporaciones. Tiziana denunció a lo largo de su intervención que la complejidad de las redes es invisible para nosotros: “nos limitamos a las interfaces de usuario, suaves y opacas”.

Trebor Scholz, segundo invitado de la sesión Sobre explotados e Infrapagados, presentó su concepto de cooperativismo de plataforma, reforzando la tesis de Tiziana: “Las grandes plataformas espían y recolectan datos de sus usuarios con cero transparencia sobre cómo lo hacen”. Si Tiziana desnudó a Alexa para visibilizar las múltiples capas de trabajo no remunerado en las que se basa, Trebor denunció el extractivismo financiero del capitalismo de plataforma gracias a su posición monopolística. “La automatización están aumentando el empleo directo y los derechos laborales se pierden. Las plataformas como Deliveroo se centran en los retornos a corto plazo para complacer a sus inversores. Están traicionando el contrato social”, aseguró Trebor.

Antes de viajar a Madrid, tanto Tiziana Terranova como Trebor Scholz habían recibido las conclusiones de las sesiones preparatorias realizadas por los miembros del Grupo de Estudios Críticos (GEC), vinculado al ciclo Seis contradicciones y el fin del presente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Tras debatir colectivamente los cuadernos de trabajo 4.1 (sobre Tiziana Terranova) y 4.2 (sobre Trebor Scholz), el GEC publicó sus conclusiones en un documento que visibilizaba algunas de las problemáticas y posibles soluciones del capitalismo digital. La conferencia y el taller de investigación desarrollados con Tiziana Terranova y Trebor Scholz navegaron sobre algunas de las preguntas-provocaciones lanzadas por el GEC.

¿Qué formas jurídicas pueden renovar el cooperativismo en la era de las plataformas? ¿Cómo construir discursos y subjetividades que combatan a la falsa economía colaborativa? ¿Cómo regular, limitar y controlar los excesos del mundo uberizado, nuevamente feudal e hipercentralizado?¿Cómo diseñar plataformas para que sean inapropiables e impidan que el capital vampirice los flujos sociales digitales?

Alexa, tenemos que hablar

Tiziana Terranova, forzando el strip tease de Alexa, que bien podría llamarse Roberto y ser un sirviente masculino, no apuntó con el dedo a la flamante inteligencia artificial por casualidad. Cuando el dedo apunta al extractivismo digital, sólo el idiota mira el dedo. El público, a través de la proyección de la obra de arte Anatomy of a System, consiguió visibilizar al monstruo de siete cabezas: al mismísimo “capitalismo cognitivo, biocognitivo, de plataforma y computacional”. Amazon pagó el pato. Aunque el lado oculto de la luna de este nuevo capitalismo / extractivismo digital está habitado por gigantes como Apple, Uber, AirBNB, Facebook o Netflix, entre un largo etcétera.

¿Qué soluciones propusieron los conferencistas? El terreno de combate es resbaloso. El espejismo digital está plagado de incentivos-placebos. De contradicciones monstruosamente nuevas. Compartir críticas al capitalismo digital en plataformas digitales como Faceboook es un dedo-luna: alimenta el problema. Alexa / Roberto, tenemos que hablar. Roberto, tenemos un problema. No enciendas la luz. No explotes a niños africanos. No espíes a todos tus usuarios, joder. Basta, Roberto. Tiziana Terranova alertó en su charla sobre un “riesgo Black Mirror” que nos haga pensar que “el futuro ha sido colonizado definitivamente”. Terranova esbozó posibles líneas de fugas: “Necesitamos espacios abiertos para revelar momentos de resistencia. Un mapa donde se exprese la relación de poder pero también los puntos de resistencia y los puntos de deseo. Un mapa que pueda incluir los actos de resistencia del propio dispositivo”. En el taller de investigación, Terranova insistió en la necesidad de la ficción, de novelas y series, de un story telling que consolide una nueva subjetividad de la cooperación. Y citó como ejemplo, La Casa de Papel, una serie de que tras su modesto paso por Antena 3 se viralizó en la plataforma global Netflix: “tiene algo, cierta energía”.

Por su parte, Trebor Scholz insistió en el concepto “cooperativismo de plataforma” que el autor desarrolló en 2014 y que protagoniza su libro Uberworked and Underpaid: How Workers Are Disrupting the Digital Economy. Scholz destacó la necesidad de que las plataformas digitales se rijan por principios de “gobernanza democrática, co-diseño, programación de código abierto y de propiedad colectiva”. El académico alemán, profesor asociado de Culture & Media Studies en The New School de Nueva York, repasó algunos proyectos que forman parte de su iniciativa platform.coop. Up & Go (tres cooperativas de mujeres migrantes en Nueva York que ofrecen servicios de limpieza) o Positive.news (cooperativa periodística) son algunos de los ejemplos de un movimiento que ya cuenta con con cientos de cooperativas en todo el planeta. Trebor reconoció que aunque las cooperativas de plataforma no son todavía una alternativa al capitalismo global, ofrecen soluciones locales: “Los servicios de ayuda a domicilio no tienen que ser globales. Pueden ser locales”, matizó Trebor.

cronicaTerranovayTreborImagen del taller de investigación de la sesión ‘Sobreexplotados e infrapagados’

Durante el taller de investigación, celebrado durante la mañana, del día 14, salieron a la luz muchas de las contradicciones del capitalismo de plataforma. ¿Cómo explicar que haya escritores contentos con Amazon porque cobran más que con una editorial tradicional? ¿Cómo juzgar a los jubilados que ofrecen sus casas en airBNB que sin esos recursos tendrían que abandonar sus ciudades? Tras la intervención de Javier Gil, miembro del Sindicato de Inquilinas e investigador académico especializado en el “efecto AirBNB”, afloraron de golpe las subjetividades del neoliberalismo. “Ya no es 1%frente 99% ni la derecha contra la izquierda. Es un mix extraño”, afirmó Javier Gil. Son estilos de vida. Personas interiorizando subjetividades fabricadas en los sótanos de la ideología californiana que denunció Richard Bardbrook hace décadas: gente que compra la idea de ser nómada y duerme en sofás los fines de semana para alquilar sus apartamentos” (Javier Gil) o propietarios que entran en airBNB y usan la narrativa de la solidaridad, porque sin esos recursos no pueden pagar el alquiler (Trebor Scholz).

Tiziana Terranova habló de la denominada common fair, una economía que beneficia al bien común y que no sigue las lógicas del mercado. Insistiendo en la necesidad de ficciones, invitó a ponerse manos a la obra: “No es tanto cómo acabar con ellos, sino cómo coexistir con ellos. No es una falta de ideas, sino como llevar a la práctica las ideas. Necesitamos vivir como si existiera una solución aunque no la haya”. Trebor Scholz pidió osadía y determinación a los gobiernos contra el capitalismo digital: “Necesitamos intervenciones que cambien las relaciones de poder”.

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Este texto ha sido posible gracias a las notas tomadas por Carmen Haro durante la sesión ‘Sobre explotados e infrapagados’ y a las contribuciones de los participantes en las sesiones preparatorias del GEC.

Imagen de portada: Anatomy of a System, obra de Kate Crawford y ladan Joler, que denuncia la explotación oculta tras el Echo smart speaker de Amazon, que responde al nombre de Alexa. La obra está expuesta en el Victoria & Albert Museum de Londres.

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